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Reflexiones

7 de agosto de 2015


Hola!!

Ya hemos comenzado nuestras vacaciones, y aunque estamos fuera disfrutando de la tranquilidad y el descanso, no queríamos dejaros sin publicaciones los viernes, así que por aquí estaremos al pie del cañón!!

No es la primera vez que os hablamos del positivismo y de todo lo bueno que atrae, y siguiendo con esta filosofía, y sin enrollarnos mucho más, os dejamos con una preciosa parábola, de esas que te hacen pensar y ver las cosas desde otra perspectiva.




No te des por vencido

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. 

En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. 

El hombre fue llevado a juicio sabiendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! 

El juez, también comprado, realizó el juicio aparentando ser un juicio justo, por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras 'culpable' e 'inocente'. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino". 

Por supuesto, el "juez comprado" había preparado dos papeles con la misma leyenda: 'CULPABLE'. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.

El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon... "pero, ¿qué hizo...?, ¿y ahora...?, ¿cómo vamos a saber el veredicto...?"

"Es muy sencillo, respondió el hombre... es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué". 

Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo...

Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. Muchas veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos a perder y no luchar.

Nunca olvidemos estas palabras: "Nada es imposible"


Buen fin de semana
Sed Felices! 


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